30.7.23

Una luz


La calle furiosa lo empujaba sobre su concreto mientras él sornado y entre pendejadas no dejaba de pensar en cómo deshacer lo que aconteció. 

Ya fue y pensó seguro no había manera de revertirlo, presintiendo que de ninguna manera evitaría transitar entre las sombras de sus consecuencias.

Y en su imaginar intentaba ver luz con la ilusa idea de alumbrar ese camino y despejar las oscuridades que encontraría en su andar.

Pero en esas furiosas calles sabía que no lograría encenderla. 

Cabizbajo y ensimismado no quería enfrentar las consecuencias, aunque éstas lo mirában de frente. 

Seguía intentando buscar un refugio donde encender esa luz, la que seguro lo salvaría, borrando todo lo acontecido y dejando abierta la oportunidad para reescribir su historia.  

De repente vio un callejón iluminado y él transido pero afanado, corrió hasta adentrarse en el y al sentirse impregnado de la luz se detuvo y miro a su alderredor, pero no sintió la tranquilidad que anhelaba.

La luz no calentaba y no proyectaba sombras.

Atribulado miro hacia donde ingresó y asustado vio como la oscuridad se le acercaba lentamente, y ansioso corrió hacia donde aún se veía iluminado pero la oscuridad rápidamente lo englobó, y él se entregó, y de repente y sin esperarlo, se sintió en paz total y ya no temió , ya que al aceptarla encontró su luz.

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