4.7.25

Yo: emociones + deseos + cerebro + cuerpo + smartphone + nube + redes de información.

Ploco: "¿Cómo afecta la "cognición extendida" a la manera en que estructuro mi experiencia del mundo? ¿Será que esta capacidad de influir directamente en la "realidad objetiva" (lo que es), altera mi comprensión de la separación entre el "sujeto cognoscente" ('yo'), y el "objeto incognoscible" ('aquello que no se puede conocer')? ¿Dónde termino y dónde empieza el "mundo"? ¿Es la medición un intento fútil de no 'sentirme' sumergido?" 

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Aparecemos en el mundo sin libreto y nos zambullimos en su trama sin más guion que el pulso de la vida, y aunque estamos hechos del mismo tejido que el cosmos, del que hacemos parte, nos concebimos homo alienus (¿una conciencia ajena?), un quiebre entre el ser y el sentirse que se devela en la percepción.

Como recental evolutivo intento absorber el mundo, intrigantemente, percibirlo, discernirlo y conocerlo enfrenta complejas limitaciones.   Intento asirlo en su esencia, pero venimos con “cribas” [1]  o “prismas” que lo distorsionan o reinterpretan, entonces me veo obligado a 'verlo' a través de mi propia 'realidad', mi Umwelt [2].

Aspiramos o intentamos salvar esas limitaciones con curiosidad crítica, imaginación y búsqueda de sentido, que juntamente con la decantación y refinamiento del saber, nos permiten estilar herramientas y tecnologías que a menudo y activamente se integran en los procesos cognitivos, extendiendo la memoria, capacidad de cálculo y razonamiento.

Diseñamos nuevos 'sentidos' y herramientas tecnológicas que básicamente expanden el límite de lo perceptible, permitiéndonos 'sentir' y medir aspectos de la realidad, inherentemente inaccesibles, desafiando al concepto kantiano de la imposibilidad de aprehensión de la "cosa en sí".  Entonces el "fenómeno" [3] se amplía, incorporando aspectos antes considerados incognoscibles, sugiriendo que la frontera entre lo percibido y la "cosa en sí", es dinámica, y se transforma dependiendo de nuestro avance sapiente y tecnológico. 

Pero la elección de qué medir, cómo medirlo y cómo interpretar esos datos sigue estando mediada por nuestras teorías, marcos conceptuales y, en última instancia, por la estructura de nuestro entendimiento, aunque esté ampliado tecnológicamente, y nos vemos embocados a revisar continuamente las "formas a priori": categorías del entendimiento (sustancia, causalidad, etc.). Condiciones necesarias y universales para cualquier experiencia humana posible.

Hoy, la tecnología no anula la distinción kantiana, la complejiza, mostrando que lo cognoscible (lo que se puede conocer) es relativo a nuestras capacidades, naturales o artificiales de percepción y comprensión. Persiste la idea de lo objetivo (lo real, la "cosa en sí"), como un horizonte muy lejano que escapa a nuestra cognición, ya sea por limitaciones biológicas o por la naturaleza misma de la realidad, aun así, en una estulta osadía, algunos afirman que ya no se 'siente' tan inalcanzable.

La tecnología actúa como una lente poderosa que puede tanto revelar nuevas facetas de la realidad como también plantear preguntas fundamentales sobre los límites y la naturaleza de nuestro conocimiento. En ese intento, no nos gustaría objetivar la realidad, pero con los nuevos modos de medir y registrar fenómenos que ocurren a escalas o en rangos que nuestros sentidos no pueden captar directamente, promovemos una forma de 'objetivar' lo que antes era puramente teórico o inferido.

Nos extiende nuestra cognición.

La teoría de la "cognición extendida" propuesta originalmente por los filósofos Andy Clark y David Chalmers, que sostiene que los procesos cognitivos no se limitan al cerebro o al cuerpo, sino que pueden extenderse hacia el entorno, reestructurando la experiencia del mundo de maneras fundamentales. Dejas de ser un mero espectador que procesa internamente un mundo externo. Tus herramientas y tecnologías no son solo objetos en el mundo; son parte del proceso a través del cual piensas sobre y actúas en el mundo. La experiencia no es "yo aquí, y el mundo allá", sino "Yo (con herramientas/tecnologías) interactuando con el resto del entorno".

Al extender nuestra cognición, la estructura de la experiencia ya no está limitada por la memoria biológica o la capacidad de cálculo mental. El mundo se convierte en una base de datos externa y en un procesador auxiliar, alterando la percepción del tiempo, del espacio y de la propia capacidad cognitiva. Entonces la tecnología es la memoria que te avisa (smartphone); el conocimiento que te indica la mejor ruta a seguir tiempo real (GPS); el saber que te da la respuesta a casi cualquier pregunta en segundos (Google); la IA que procesa lo inabarcable y demasiado complejo para nuestra mente (Gemini AI).

Seguimos alterando de forma radical nuestra experiencia y el flujo de pensamiento ya no es puramente interno. Se compone de bucles que se extienden hacia fuera: tienes una duda, buscas y lees en tu móvil, integras la información y continúas el pensamiento. Ese bucle externo es ahora parte de tu proceso cognitivo, tan integral como una reflexión puramente interna.

La filosofía clásica, especialmente desde Kant, nos ha hablado de la distinción entre el fenómeno (el mundo tal como lo percibimos y estructuramos a través de nuestras categorías mentales) y el noúmeno (la "cosa en sí", la realidad objetiva independiente de nuestra mente, que es fundamentalmente incognoscible). Hoy, tu "yo, consciente" ya no es simplemente el sujeto biológico de Kant. El "sujeto cognoscente" es un híbrido donde lo biológico se 'articula' con lo cibernético y otras tecnologías: Cerebro + cuerpo + smartphone + nube + redes de información+ herramienta/tecnología.

Este "sujeto extendido" tiene un poder sin precedentes para manipular e interpretar el fenómeno. Usamos sensores para "ver" en espectros invisibles (infrarrojo, ultravioleta), usamos IA para encontrar patrones que nuestro cerebro no puede detectar, y usamos la ingeniería para reconfigurar la materia a nivel atómico. Cada vez que una nueva tecnología nos permite medir o interactuar con una parte de la realidad que antes era inaccesible, el velo de lo "incognoscible" retrocede un poco más. La "realidad objetiva" se vuelve menos un "objeto" pasivo y más un sistema con el que nuestro "sujeto extendido" dialoga y al que modifica.

La separación se vuelve menos una muralla y más una membrana permeable. Cuando usas un microscopio de efecto túnel para "ver" [4] átomos, ¿el átomo es el objeto y tú el sujeto? ¿O el sistema (ojo + cerebro + microscopio) se ha acoplado tan íntimamente con el átomo que la distinción pierde sentido en ese contexto? El microscopio se convierte en una extensión de tu percepción, llevando tu subjetividad hasta la escala atómica.

La separación no desaparece, pero se vuelve dinámica, contextual y negociable. Entonces la frontera tradicional de la piel y el cráneo es arbitraria. Una respuesta funcional sería: Terminanos donde termina el acceso fácil, fiable y transparente a la información que usas para pensar. Si tu móvil está en tu bolsillo y lo usas de forma automática y confiable para recordar una cita, en ese momento, funcionalmente, es parte de tu sistema cognitivo. Es "parte" de ti. Si el móvil se queda sin batería o no tienes señal, esa "parte" de ti se ha "dañado" o "desconectado". De repente, la herramienta deja de ser una extensión transparente y se convierte en un "objeto" inerte del mundo, y sientes la pérdida de esa capacidad cognitiva.

Por tanto, tú no eres una entidad con fronteras fijas. Eres un sistema dinámico y reconfigurable. Tu 'yo' se expande y contrae dependiendo de las herramientas con las que te acoplas. El "mundo" empieza justo en el límite de ese acoplamiento funcional.

¿Pero es medir un afán insignificante, que nace del 'sentirnos' sumergidos?  No. Es más que un intento fútil, es un intento de gestionar esa inmersión. Imaginate inmerso en una totalidad indiferenciada en la que estás completamente sumergido. No hay arriba ni abajo, ni puntos de referencia. Es la experiencia, pero también aturdimiento. Al medir, 'creas' un mapa, una cuadrícula sobre ese espacio: Lo delimitas, definiendo límites y entonces lo percibes manejable. Lo distancias, posicionándote como el medidor, creando una separación psicológica entre tú y lo medido, facilitando una sensación de control y objetividad, aunque esa objetividad esté construida sobre un sistema humano (las unidades de medida). Y lo 'traduces', llevando su complejidad infinita a un lenguaje simplificado y universal: las matemáticas, que nos permite construir modelos, predecir comportamientos y, en última instancia, sentir que entendemos el mundo en lugar de simplemente "estar en" él.

En conclusión, medir es quizás la herramienta psicológica y cognitiva más poderosa que 'hemos inventado' para no ahogarnos en la inmensidad del ser. Es el intento de construir un dique de "lo conocido" para contener la avalancha de "lo desconocido", una defensa contra ese sentimiento de inmersión total que, si bien puede ser inspirador, también es aterrador.

En este sentido, la cognición extendida nos obliga a abandonar la idea de un 'yo' como una entidad aislada y estática, integrándonos a un sistema híbrido y dinámico, en el que, juntamente con la tecnología y el mundo, medimos y co-creamos constantemente nuestra experiencia de vida y la realidad.



[1] "Cribas" o "prismas", que en esencia son como las estructuras kantianas que moldean la realidad antes de que seamos conscientes de ella. A esto, la psicología moderna añade los sesgos cognitivos: atajos mentales y patrones de pensamiento que distorsionan sistemáticamente nuestro juicio y, por ende, nuestra percepción de la "realidad". El dilema humano: somos un fragmento del cosmos que anhela comprender el todo, pero estamos equipados con herramientas de percepción que, por su propia naturaleza, nos obligan a 'verlo' a través de la cerradura de nuestra propia y limitada "realidad".

[2] El biólogo Jakob von Uexküll acuñó el término Umwelt para describir el "mundo perceptual" único de cada organismo. Una abeja, por ejemplo, percibe la luz ultravioleta en las flores, que para nosotros es invisible. Un murciélago "ve" el mundo a través de la ecolocalización. Su realidad es radicalmente distinta a la nuestra, aunque habitemos el mismo espacio físico. Nuestro Umwelt humano está definido por nuestros sentidos. No podemos percibir el mundo como otros seres. El intento de "asirlo en su esencia" choca de frente con los límites biológicos de nuestra propia percepción.

[3] Drae: 5. m. Fil. En la filosofía de Immanuel Kant, lo que es objeto de la experiencia sensible.

[4] "Ver" entre comillas porque con un microscopio de efecto túnel no estamos "viendo" los átomos en el sentido tradicional de la vista, que implica detectar la luz que rebota en un objeto. En lugar de luz, el STM utiliza un fenómeno cuántico llamado efecto túnel. Un microscopio de efecto túnel tiene una punta metálica extremadamente fina que se acerca mucho a la superficie del material que se quiere estudiar, ¡a una distancia de apenas unos pocos átomos! Luego, se aplica un pequeño voltaje entre la punta y la superficie. Debido al efecto túnel, los electrones pueden "saltar" a través del vacío entre la punta y la superficie, generando una corriente eléctrica medible. Esta corriente es extremadamente sensible a la distancia: un cambio mínimo en la altura de la superficie (como la presencia de un átomo) provoca un cambio significativo en la corriente. Al mover la punta sobre la superficie y registrar las variaciones en la corriente eléctrica, una computadora crea un mapa tridimensional de la posición de los átomos. En resumen, no "vemos" los átomos directamente con fotones de luz. Más bien, los "sentimos" o "mapeamos" detectando su topografía electrónica. Por eso, el término "ver" se pone entre comillas, para indicar que es una forma indirecta de observación. Es más una reconstrucción que una visión directa.

2.7.25

Pan nuestro de cada día

Ploco: "En este mundo pocos son los que amasan masa y muchos los que la amasan, y mientras horneamos, los ojos con que nos vemos deben ser compasivos y comprensivos, entonces en la comunión todos comeremos del pan, y aprenderemos que lo justo es equitativo y viceversa, iluminando el camino para que todos podamos amasar."


El afán y la navegación intelectual en el siglo XXI

Ploco: "Entre más Información encuentro en la tecnología me afano y siento ansiedad, entonces, contrasto la información, reviso otras perspectivas y pienso críticamente, y la claridad que nace del camino a la certeza, convierte la información en Conocimiento. Pero dudo si ese conocimiento es la Verdad y me afano nuevamente y vuelvo a dudar, y sigo buscando, y sigo pensando, entonces ese conocimiento se convierte en Sabiduría, aun así, comprendo que sencillamente me acerqué a: una verdad."

28.6.25

Del amor y política en los tiempos colombianos

 

“Ploco: La libertad sin orden es desesperanza.  El orden sin libertad es tiranía.  El orden con libertad es disrupción.  La libertad y orden es esperanza.”

Soy un defensor integral del lema: libertad y orden. Libertad,  protegida por un Orden, que a su vez respeta. Individuos que ejercen sus derechos de manera responsable, entendiendo que forman parte de una comunidad. Leyes e instituciones que no anulan al individuo, sino que le dan el marco seguro para desarrollarse.  Nunca lo vi como que un concepto acompañe al otro, sino de que ambos se integren en una síntesis superadora. La verdadera “esperanza” para una sociedad no estaría en elegir entre libertad y orden, sino en lograr un equilibrio armónico y dinámico entre ambos. 

Sin embargo, en este caso, el ordenamiento proposicional importa: prima el derecho del individuo, no la construcción o el fenómeno social. Es decir, el individuo libre, debe aprehender serlo, consciente y guiado por su responsabilidad. Comprender que no necesita suspender la libertad para salvar el sistema, sino lo contrario. La preferencia en el Orden conduce a un paternalismo vigilante, mientras que la preferencia en la Libertad conduce a una ciudadanía emancipada.

Es más una libertad responsable que una responsabilidad libre.

Empero, la suigéneris colombiana me llevó a pensar, que, a esa mezcla faltaría embadurnarla de Amor, pero, pragmático y constructivo. El amor es esencial ya que favorecería alcanzar, completamente, esa esperanza, y para todos los colombianos. Es el sentimiento ideal, que arroparía nuestras mentes y espíritus, enseñándonos el camino a una pacífica y prospera convivencia. 

En apariencia, esta esperanza, "el cambio", y en especial, "el amor", llegó a Colombia en el 2022, envuelto en una “política del amor”, con un "virus" que nos contagiaría a todos. Nos fue presentada con un discurso grandilocuente, auto ditirámbico (donde convergieron lo dramático y la auto alabanza exaltada), y desafiantemente pomposo: mientras se blandía la espada de nuestro héroe libertador se dilataban en extremo las eses.

En Colombia, desde que tengo memoria activa, vivimos inmersos en violencia, y hasta cierta época, con una corrupción en su mínima expresión, y una permanente incertidumbre, acompañada de ilusión de cambio. 

En algún momento,  el narcotráfico, que se fue afincando en la sociedad colombiana,  conjuntamente con la presión poblacional, una desbordada desigualdad, la apertura económica global y nuevas realidades políticas y constitucionales, nos aceleró de un país parroquial, con guerrilla bananera, a un estado social de derecho, pero acompañado de milicias, ambidextras y narco afectadas, fuertemente armadas, y netamente delictivas, que afectaron, negativa y significativamente nuestra política y el desarrollo del país. Un estado donde la transformación efectiva se vio confundida con "un cambio", que a su vez, ha sido tan parsimonioso que pasó a simplemente ser "un espejismo". Una sociedad donde la intensidad de su incertidumbre subió a su mayor nivel, y la corrupción pasó de una matemática simple a una progresión geométrica creciente. En esa historia, la violencia irracional, aunque con altibajos en su intensidad y recrudecimiento, sigue cobrando muchas víctimas, y ahí siempre está, latente y acechante.

No es mi intención escribir una composición historiográfica profunda de nuestra república, por tanto, me concentraré en el amasijo entre amor y política. Pero si es bueno rememorar que, la desidia de la mayoría de mandatarios y congresistas colombianos de este siglo, oportunistas y muy avivatos, pero mediocres, de corrupto pensar y proceder, y muy poco amor por Colombia, llevaron, en el 2022, a que una enorme masa de conciudadanos descontentos, con masoquista fascinación, acogiesen promesas “esperanzadoras”, demagogas, que, a través de elocuentes discursos cargados de referencias repetitivas al amor, cambio y progreso, inundaron sus mentes con la ilusión de nobles ideas de paz, justicia, seguridad social y desarrollo económico.

Lo anterior, junto con una evidente división del voto colombiano y mucha “plata mal-narco-habida”, resquebrajó la cordura electoral y abrió una grieta por la que reptaron lagartos y otras alimañas, que llevaron sobre sus hombros, alimentando un fanatismo de culto, al individuo que hoy, simplemente se sienta, pocho, a elucubrar y maquinar, sentado en su “trono”, en la casa fría y húmeda de Nariño, en cómo perpetuarse.

Hoy, siento que fue una clásica estrategia delusiva, y en el mientras tanto, intentan justificar su desidia, mediocridad, inefectividad, corrupto pensar y proceder, y muy poco amor por Colombia, amparándose en que los anteriores gobiernos así también lo fueron. Hasta en sus justificaciones proyectan pobreza extrema de criterio y cruel vileza.

Y debo confesar, que hubiese querido seguir extrañando y no escuchando nuevamente, la quejumbre que muchos colombianos manifestábamos tres décadas atrás sobre nuestro futuro incierto y la muy complicada la situación del país. Pero hoy de nuevo, me la encuentro en cada rincón de nuestro bello país, y nos mantiene hablando y "sufriendo" una hecatombe colombiana por venir.

Pero Colombia no debe ni olvidar ni desechar esos objetivos nobles, deseables para toda sociedad, ¿Quién no sueña con gobernantes que toman decisiones basadas en el amor por su pueblo? Decisiones encaminadas a lograr una vida digna, prospera, pacifica, segura y justa para todos. Hoy Colombia se debate entre escoger otro caudillo, o en la tarea lenta y angustiosa, casi imposible, de escoger un gobernante éticamente correcto, firme pero bondadoso y virtuoso en su gobernabilidad.

Uno que dirija al estado a nobles y virtuosas cumbres, y con su correcta y decente, gestión y ejemplo, nos “eduque” y muestre el camino para comprender y adherirnos a una democracia fuerte, de bendecido futuro. Así, convirtiéndonos en valientes defensores de la ética, la decencia, la democracia, la libertad y orden. Cimientos cruciales para la transformación positiva del pensamiento y la realidad en una sociedad, y base para alcanzar un estado social de derecho genuino y efectivo.

Si alcanzamos este objetivo, nuestras próximas generaciones, capacitados y convertidos en valientes guardianes de Colombia, trabajarán unidos y con firmeza para asegurarse de que su gobierno opere con honestidad, transparencia, sabiduría, justicia, amabilidad y condescendencia virtuosa. Don Ramón Campos, un español que hace más de 200 años, decía: "Las virtudes de la condescendencia son escasas en las sociedades débiles".

En un entorno de certeza, justicia y paz, fomentado por estos nobles objetivos, los ciudadanos, sucesivamente sabrán elegir, gobernantes virtuosos y dignos, no a simples figuras, dogmáticas y sectarias. Líderes extremistas, signados por el dogmátismo, que ocultos detrás de una fachada política santurrona, y carentes de modestia, tienden a imponerse fanatizando a sus seguidores mientras atacan abiertamente a sus opositores.

Un líder virtuoso y auténtico gobierna con integridad y firmeza, garantizando los derechos tanto de seguidores como de detractores, y vigilando que cumplan sus deberes, todo, sin violar la constitución.

Para esto, es importante observar los sentimientos y emociones de los candidatos, debido a que desempeñan un papel crucial en su proceso de toma de decisiones. Aspecto fundamental a tener en cuenta al elegir a nuestros líderes y gobernantes. Nuestra decisión no debe basarse únicamente en su brillantez intelectual, su elocuencia o su discurso persuasivo. Debemos asegurarnos de que el sentimiento predominante en su corazón no sea el rencor, un sentimiento que proviene de conciencias inferiores.

El odio destruye, divide y crea discontinuidad. Conduce a la fragmentación brutal de la sociedad, fomentando que las personas se escondan detrás de doctrinas estrechas y se llenen de rencor, lo que finalmente lleva a la degradación violenta de la sociedad. 

El odio se centra en el adversario, anclándose únicamente en la fuente del enojo, desechando o ignorando todo lo demás con desprecio. En un ambiente de odio, los nobles objetivos se desvanecen o desaparecen bajo el peso de la desconfianza, la injusticia, el irrespeto y la violencia interminable que le sigue.

Esto favorece el abuso y la imposición de posiciones "moralistas", a veces contrarias a la verdadera moral, que se ocultan detrás de una falsa rigidez y restringen la libertad, la justicia, la verdad y los buenos valores.

El amor, en cambio,  construye y se relaciona con una vida de bendiciones. Significa unión, justicia, amistad, comprensión, esperanza, libertad, paz y positivismo. Sin embargo, es crucial hacer una aclaración fundamental en este punto: el amor no es excusa para no ejercer la justa y legítima defensa del estado.

Libres, pero sin justa firmeza y verdadero amor por la nación, no existe buena política.

26.6.25

El estar amorado

El placer en tu necesidad,
El agostamiento en tu sudor,
El dulce en tu rudeza,
El picor en tu caricia,
El oxígeno en tu aliento,
El sabor en tu olor,
El amor en tu egoísmo,
El libertinaje en tu posesión,
El estar amorado.

"Ego sum, sed, laudatus sis, mi Domine"


Ploco: "En la Carta Encíclica Laudato si', sobre el cuidado de la casa común, el Santo Padre Francisco mencionó "realidad" sesenta y tres veces, y de manera explícita la asimiló dentro de la Creación: La realidad es de Dios. Confirmó que todo es "interdependiente" y está "interpenetrado", invitándonos a una mayor conciencia de nuestra responsabilidad hacia el cuidado de todo lo que constituye nuestro entorno. Algunos de sus apartes:

 

"Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas sobre la existencia humana y su realidad histórica. Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15)."

 

"No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y creador. De ese modo, terminaríamos adorando otros poderes del mundo, o nos colocaríamos en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites. La mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses."

 

"Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión universal."

 

"Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas: «Todo fue creado por él y para él» (Col 1,16)[80]."

 

El S.P. nos expuso una visión que implica el concebirnos tanto parte y participantes activos de la creación. No meros observadores o sujetos pasivos, tampoco 'dueños'. Invita a la humanidad a convertirse en 'gestor/custodio' que, en su labor de agenciar, organizar e inclusive transformar la realidad, también actúa con la sabiduría y la imparcialidad de un 'árbitro' ético, que responde a una humildad ontológica, reconociendo que el ser humano no es dueño absoluto, sino parte de un todo mayor; asimismo, a una responsabilidad ética, que guía la acción humana por principios como la equidad, la prudencia y el amor, no simplemente por la dominación.  

 

La humanidad debe cuestionarse y considerar:  

 

¿Cómo influyen nuestras experiencias, creencias y valores en la forma en que percibimos o afectamos el mundo?


¿Cómo las diferentes culturas moldean la forma en que sus miembros perciben e interactúan con el mundo?

 

¿cómo podemos asegurar una interacción responsable, bondadosa y ética con el mundo y con los demás seres vivos?

 

Desde una perspectiva que roza lo utópico, ¿debería la estructura de la existencia humana buscar una armonía o alineación con la estructura fundamental de la Realidad?

 

De ser así, ¿cuál de estas dos entidades, la existencia humana consciente o la Realidad en su aparente autonomía, debería determinar los términos y la dirección de esta alineación? ¿Es el ser humano un agente transformador de la realidad, o es la realidad la que inevitablemente condiciona y limita nuestra influencia?

 

Dentro de este embrollo nos aferramos a la certeza de que la estructura que le damos a la realidad se convierte en base fundamental para definir el sentido de nuestra existencia. Premisa, que ha permeado todas las expresiones ideológicas de la humanidad, concebidas en un intento de unificarla, agruparla, pero que no ha logrado eludir el impacto transformador (negativo o positivo), de las ideas cambiantes e inciertas que concibe cada individuo, cada 'yo'; y viceversa."

25.6.25

La Verdad de "una verdad"


Ploco: "Una verdad apacigua esa urgencia por estabilidad y convencimiento que nace de estar inmersos en cambio e incertidumbre, aunque en ocasiones no sea tan verdadera."

Comúnmente nos movemos entre la búsqueda de un ideal absoluto y posiblemente inalcanzable, "la Verdad", a algo mucho más funcional y particular, "una verdad". El Individuo o el Líder "navega" entre múltiples "verdades" que compiten o coexisten: verdades personales, grupales, políticas o religiosas, y construye activamente modelos de la realidad. En ese proceso, cada modelo exitoso es, en efecto, "una verdad funcional" que sirve para orientarse, afirmando una realidad psicológica innegable: la función de una creencia a menudo tiene prioridad sobre su precisión fáctica. En otras palabras, se favorece el pragmatismo sobre Idealismo. Comúnmente lo que buscamos no es siempre la correspondencia exacta con la realidad, sino la utilidad para la vida.  Necesitamos un ancla, y a veces, un ancla "suficientemente buena" es mejor que ninguna, incluso si sabemos que no es perfecta.

El "realismo pragmático" de William James o la "ilusión necesaria" de Nietzsche, nos enseñan que el valor de una creencia no radica en su objetividad, sino en su capacidad para generar cohesión o acción efectiva. Las "verdades funcionales" son herramientas de supervivencia cognitiva y social. En un mundo de complejidad abrumadora, no podemos operar bajo el peso de una verdad absoluta (si es que existe), sino que dependemos de modelos simplificados que nos permiten actuar.

Entonces evaluamos ideas que, sin ser objetivamente ciertas, organizan nuestra experiencia, motivan la acción y cohesionan grupos de manera efectiva. Mitos fundacionales de una nación, ciertas máximas morales simplificadas o incluso creencias personales que nos impulsan a superarnos, pueden entrar en esta categoría. No son "tan verdaderas" si se las somete a un escrutinio riguroso, pero su valor funcional es inmenso.

Pero también se deduce un costo oculto: estar dispuestos a aceptar un grado de imprecisión, proposiciones delusivas o incluso el autoengaño a cambio de paz mental. Es el reconocimiento de que la disonancia cognitiva es tan incómoda que preferimos una explicación coherente pero imperfecta a la ansiedad de no tener ninguna explicación. Las "verdades" que se institucionalizan es clásico ejemplo de autoengaño sistémico (ej. dogmas políticos o corporativos), y pueden perpetuar sesgos o injusticias. La historia está llena de ejemplos (desde crisis financieras hasta conflictos sociales) donde la comodidad de una "verdad útil" impidió corregir errores a tiempo, proceso que se puede ver obstaculizado por el sesgo de confirmación y la presión grupal.

En ese mismo sentido, los mitos fundacionales y las creencias grupales, son a menudo constructos de poder. Como señala Foucault, lo que se considera "verdad" en una sociedad refleja relaciones de dominación. Por ejemplo, una "verdad corporativa" sobre la "meritocracia" puede ocultar desigualdades estructurales. La funcionalidad de una verdad, entonces, no es neutral; puede servir para estabilizar o para oprimir.

Vemos una tensión entre pragmatismo y responsabilidad epistemológica, que nos lleva a preguntarnos, dónde trazamos la línea entre "una verdad útil" y el engaño nocivo. Aquí, conceptos como la "ignorancia virtuosa" (Jonathan Rauch) o la "humildad cognitiva" (admitir que nuestros mapas o "verdades", son provisionales) son clave. Un ejemplo moderno es la ciencia: sus teorías son "verdades" imperfectas, pero su método exige revisión constante, evitando el estancamiento en dogmas.

Nuestra relación con la verdad es compleja y a veces contradictoria, entonces favorecemos, no la "Verdad" ideal, sino "una verdad", que, como herramienta psicológica, utilizamos para sobrevivir a la incertidumbre, una herramienta cuyo valor principal reside en su capacidad para "apaciguar", incluso si eso implica sacrificar grados de veracidad.

En el contexto social, político y empresarial debemos "navegar" realidades, sin embargo, el 'capitán' en muchas ocasiones no tiene un mapa satelital perfecto (La Verdad) y en ocasiones debe confiar en un mapa antiguo y dibujado a mano, en historias de otros marineros o en su propia intuición (una verdad). Sabe que no es "tan verdadero" o preciso, pero le permite tomar una decisión, fijar un rumbo y seguir avanzando en lugar de quedar a la deriva. Empero, un buen capitán siempre estará revisando esas "verdades": mapas, rutas y el actuar de su tripulación, para corregir el camino hacia el puerto de destino.

La certeza absoluta es imposible. La incertidumbre podría llevarnos a dos caminos: ansiedad existencial o libertad creativa (en nuestro propio navegar). En un mundo posmoderno, donde las "grandes narrativas" se han fragmentado, esta segunda opción parece la más viable, pero requiere tolerancia a la ambigüedad y ética.

Entonces se nos invita a un acto de honestidad radical: reconocer que gran parte de lo que llamamos "verdad" es en realidad un protocolo de supervivencia. La pregunta ética y práctica es: ¿Cómo usar estas "verdades" sin quedar atrapados en ellas? La respuesta quizá esté en tratarlas como barcos, no como puertos: medios para avanzar, nunca como destinos finales.

23.6.25

Atados a una creencia

 

"Velad por no estar atados a una creencia concreta que niegue las demás, pues os veréis privados de un bien inmenso (…) Dios es demasiado grande para estar encerrado en un credo con exclusión de los otros". (Wahdat al-Wujūd): Ibn ʻArabī - Místico, pensador y poeta musulmán, Murcia islámica, 1165.

 







Ploco: "Las palabras de Ibn ʻArabī convidan a no limitar la comprensión de lo divino a un solo credo, principio extensible a toda búsqueda de conocimiento. Análogamente, nos invitan a no desechar ni excluir otras verdades o saberes valiosos, sino a considerar cómo pueden enriquecer una comprensión más integral, reconociendo que la vastedad de la realidad difícilmente se agota en una sola perspectiva.

 

Su mensaje resuena con fuerza en nuestra era, donde la diversidad de creencias, la descreencia y la ciencia coexisten en un mundo cada vez más interconectado y donde se necesita un diálogo abierto y respetuoso entre diferentes perspectivas.

 

La sociedad humana encontró, tanto en las antiguas religiones animistas como en los complejos sistemas teológicos actuales, la mayor fuente de inspiración y guía para construir su relación con lo divino y su comprensión del mundo. Pero la ciencia no ha estado ausente, paralelamente ha brindado avances innegables en nuestra comprensión del mundo, mejorando nuestra calidad de vida y ampliando nuestros horizontes intelectuales.

 

Creer y pensar han ido de la mano, afectándose mutuamente, creer empuja a pensar y pensar lleva a creer. La fe y la ciencia han ayudado a la humanidad a acercarse a la verdad, independientemente de si coinciden o no en sus perspectivas. Intrigantemente, aun cuando no alcanzan la verdad absoluta, el hombre común siente la verdad más cerca cuando están juntas.

 

En este contexto, surgen tres posturas fundamentales: aquellos que depositan su fe ciega en la religión como única fuente de conocimiento válido, aquellos que abrazan el escepticismo y confían únicamente en las verdades científicas, y aquellos que buscan un equilibrio, articulando la fe y la razón en una síntesis armoniosa.

 

Empero, existe un vasto territorio de exploración y descubrimiento donde la verdad se revela en múltiples facetas y ninguna perspectiva única alcanza a discernirla. También encontramos verdades fundamentales que, independientemente de su origen, resisten el escrutinio de la fe, la ciencia o el escepticismo.

 

Muchas personas en el mundo comparten la creencia en un solo creador o padre supremo, pero hay múltiples y divergentes interpretaciones y prácticas religiosas. ¿Cómo podemos cultivar la comprensión y la conexión mutua más allá de esas diferencias?

 

En este viaje existencial debemos tener una comprensión espiritual inclusiva. Explorar la riqueza de la experiencia humana sin limitaciones de dogmas religiosos específicos y de esta manera las creencias individuales no se conviertan en barreras que limiten nuestra capacidad de explorar y comprender otras perspectivas o verdades.

 

La sabiduría de Ibn ʻArabī, que reconoce la existencia de un único Creador como punto de partida, de cierta manera nos invita a ver que la dimensión espiritual es una premisa, no para ser descartada, pero sobre la cual podemos construir una averiguación adentrándonos en los misterios de la experiencia humana con una perspectiva más amplia y accesible y sin la barrera de dogmas religiosos. Es decir, sumergirnos en una reflexión filosófica buscando trascender las fronteras religiosas y teológicas.

 

Lo anterior nos permite explorar la riqueza y diversidad de la condición humana, examinando nuestras aspiraciones, dilemas morales y búsquedas de significado desde una óptica que no se adhiera a dogmas religiosos específicos y al mismo tiempo promoviendo un entendimiento más profundo y compasivo entre personas de diferentes trasfondos espirituales. En última instancia, es facilitar la reflexión filosófica inclusiva y enriquecedora para todos los que se embarquen en un viaje de exploración intelectual y espiritual.

 

En un mundo marcado por tensiones y tragedias derivadas de la confrontación de las diversas creencias, ideas e intereses, es imperativo cultivar un espacio donde se logre encontrar puntos de conexión y comprensión mutua que transciendan esas diferencias."

Rendir cuentas, la fe y el leon

Plocos: "La obligación de rendir cuentas es una de las cualidades excelsas de todo buen administrador, incluidos aquellos que se autodesignan, de la fe, y en ese caso, aun cuando es una obviedad, es a Dios primero que todo, a quién debe sus explicaciones, antes que sus fieles o su propia consciencia. Debe cuidar sus decisiones y actos, son para Dios y el amor, no para satisfacer ideologías o estados, a los que debe llevarles el mensaje espiritual del amor, y mostrarles como arropar con bondad y justicia sus palabras y elecciones. Encender la luz que muestre el camino del buen servir y exhortar al perdón, al buen hablar. Enseñar con el ejemplo propio, el cómo traer bendiciones al mundo."  

16.6.25

El Ser busca Saber Hacer

Empero: Vivimos!

Plocos: "Porqué decimos que la palmera se mueve, cuando es el viento quien la mueve, empero, se mueve."

“Es la palmera o el viento”: Tensión sujeto/agente.

Hay tensión entre realidades. La Realidad Observada (Fenomenológica): "La palmera se mueve". Esta es nuestra percepción directa e innegable. Miramos por la ventana y vemos el movimiento. En esta construcción, la palmera es el sujeto de la acción "moverse". La Realidad Causal (Analítica): "Es el viento quien la mueve". Este es nuestro entendimiento intelectual del fenómeno. Sabemos que la palmera no tiene agencia propia; es un objeto pasivo que reacciona a una fuerza externa. Aquí, el viento es el agente de la acción, y la palmera es el objeto que la recibe.

Cotidianamente somos parsimoniosos con nuestro lenguaje, no nos gusta lo complejo. Casi siempre nos enfocamos en el sujeto observado ("la palmera se mueve", "la puerta se cerró", "el barco se hundió") en lugar de detallar siempre el agente causal ("el viento movió la palmera", "la corriente de aire cerró la puerta", "el agua hundió el barco").  Esta simplificación lingüística, muchas veces nos induce a no pensar en lo que realmente está sucediendo. Caemos en la acriticidad.

¿Nos movemos o nos mueven?: Cuestión de la agencia.

Debemos cuestionarnos siempre sobre nuestra propia forma de hablar y pensar. El atribuir una especie de "vida" o acción a objetos inanimados, debería llevarnos a un plano mucho más profundo y humano: ¿Y nosotros?  Decimos "yo decidí estudiar esto", "yo elegí este trabajo", "yo me enamoré de esta persona". Pero, ¿cuánto de ese "yo" es el verdadero agente y cuánto es el resultado de vientos invisibles?

  • El viento de la biología: Nuestros genes, nuestras hormonas. 
  • El viento de la psicología: Nuestros traumas infantiles, nuestros deseos inconscientes.
  • El viento de la sociedad y la cultura: Las expectativas de nuestra familia, la presión social, la economía del país.

 Tenemos libre albedrío o todo está determinado.

 “Empero”: la resolución.

No importa si la causa es interna o externa, si tiene agencia propia o es movida por una fuerza invisible. El hecho es que el movimiento existe. La experiencia es real. Traducido al plano humano: aunque podamos analizar todas las fuerzas biológicas, psicológicas y sociales que nos "mueven", no podemos negar la realidad de nuestra experiencia. Empero, actuamos. Empero, sentimos. Empero, vivimos. Entonces debemos estar conscientes de:

  • La diferencia entre la percepción y el análisis causal.
  • La noción de agencia y sujeto a través del lenguaje.
  • Del libre albedrío o el determinismo.
  • De que la experiencia vivida es válida más allá de sus causas últimas.

14.6.25

Tu amor, es la mejor idea

“Amor correcto: Ser correcto al amar.
Amor supremo: Lo amado es sagrado.
Amor filial: La familia es amor.
Amor particular: Amarte a ti.
Amor social: El prójimo es amado.
Amor: La mejor idea. Si amo no abrazo el miedo y desecho el odio. Alcanzo lo perfecto, y si me entrego a él soy: paz, libertad y alegría.

Sin él soy indigno, soy nada.

Paradójicamente, aunque emerge del amor y es bonito, enamorarse casi siempre es una fugaz y mezquina fascinación, súbdita de pasiones, caprichos y deseos.”

27.5.25

Almas Heridas | Hurt Souls


Lo intentas mente ilusa, piensas que puedes escapar.
Ilusa, crees que al escapar podrás enfrentar la realidad.
Inútil es pensar que aquello que te ata a la tristeza, la mediocridad y el miedo desaparecerá.
Tal vez creas que no puedes eludir ese camino, pero al menos inténtalo.

Corriendo lejos piensas que se aleja el horror.
No sabes que atrás queda el bello panorama de tu realidad.
Quedate acá, no escuches al miedo susurrar.
Y aun cuando sientes que el miedo te paraliza sin opción, al menos inténtalo.

Mojada en una tormenta que te daña, ensucia y ahoga, empapada y con frio, sigues en esa carrera, arrastrándote sin sentido.

El sol se esconde y en esa oscuridad no ves cómo salir. 
Solo piensas que de alguna manera encontrarás la puerta a la felicidad, y, podrás escapar a ese lugar donde los rayos de sol realmente te calientan el alma.
No lo pienses, inténtalo.

El miedo te invade, no te deja pensar y no se detiene tu deseo de escapar.

Cuando aprenderás que ser feliz es vivir con los ojos bien despiertos, sin temor a sufrir o morir.
Es firmeza y coraje, es quedarte acá, aunque el dolor sea atroz.
Tal vez creas no poder hacerlo, pero sonrie e inténtalo.

Oda al esfuerzo, dedicación y compasión de Miguel Saer Louis y Hogares Crea y su honorable tarea. 

9.5.25

Sí mi tiempo fuese oro


Sí mi tiempo fuese oro,
Cuan plúmbeo sería lo acopiado.
¿Lo invertiría buscando más tiempo?
¿Lo regalaría, auto engrandeciéndome?
o lo gastaría en mí, caprichosa y superfluamente.
 
¿Es el oro acaso  más precioso?,¿de dónde esa vana pretensión?.
El tiempo no me compra cosas, pero es vida: donde existo, amo, río, lloro, recuerdo y sueño. Me permite envejecer y a mi finitud me lleva de la mano .
 
El oro solo es riqueza en vanidad,
y aunque lo forjo, es solo un destello frente a la fugacidad de mi existencia.

8.5.25

Expresatura


Obra: Fértil - 2007

"En todos los contextos de la vida, somos figuras que debemos destacar con nuestra mejor expresión."

Acuñe el término expresatura con el fin de darle un nombre al concepto de vivir, en todo momento, con elegancia, positivismo y efectividad. Mi inspiración para este concepto proviene de la palabra italiana sprezzatura, creada por Baltazar de Castiglione y usada en su famoso tratado, "Il Cortegiano", publicado en 1528. Tratado en el que el Conde de Novellata desarrolla el modelo ideal de cortesano y describe cómo debe ser un caballero o una dama de la corte.
 
En esa época se utilizó para describir la facilidad y elegancia con la que los actores de la corte actuaban y vestían, a menudo mostrando un desdén por el esfuerzo.  Para el poeta italiano Manzoni, estaba relacionada con la confianza natural que permitía hablar de grandes cosas en términos familiares y lograr impresionar y entretener, incluso sin hacerlo a propósito.
 
Su significado ha evolucionado, en la moda, el arte y las letras, manteniendo su esencia: "Disimular el arte y mostrar lo que se hace y se dice sin esfuerzo y casi sin pensarlo" o el “arte de ocultar el arte".
 
Existimos confrontando múltiples circunstancias o situaciones. muchas que podrían denominarse 'cotidianas', inminentes y reiterativas: el trabajo, el clima, el hambre, las relaciones interpersonales, obligaciones, etc., con las que nos enfrentamos en el día a día, convirtiéndose en las más "importantes" por su recurrencia, su potencial, su cercano impacto vivencial y su ocasional latencia. Estas son las que más nos presionan existencialmente y por ende influyen significativamente en nuestras decisiones y actitudes.
 
Ante ellas y a menudo, adoptamos actitudes preconcebidas y repetitivas, tanto, que aparecen como automáticas. Muchas veces negativas, torpes e inefectivas.
 
Expresatura es un enfoque que pretende llevar a cualquier persona, grupo u organización, a un proceso de transfiguración, con el propósito de saber adoptar la actitud y acción perfecta: elegante, positiva y efectiva.  Permitiendo resolver las situaciones y sus desafíos de manera efectiva y positiva, y al mismo tiempo, manteniendo una reputación basada en la virtuosidad y la elegancia. Empero, lograr esta transfiguración, adoptando la expresatura, exige previamente una profunda compresión de uno mismo y de las circunstancias que nos rodean y afectan.
 
¿Por qué no sprezzatura?
 
Expresatura va más allá de solo aparentar despreocupación. Es cultivar una elegancia activa que combate la automatización negativa de las respuestas cotidianas.  

Es:

Dominio emocional: Elegir positividad incluso bajo presión.
Efectividad estética: Resolver problemas con gracia (sin sacrificar resultados).
Autoconocimiento: La base para actuar con autenticidad, no solo con pose.
 
Es un término útil para una sociedad que a menudo equipara lo eficaz con lo frío o lo elegante con lo superficial. Es el arte de vivir con elegancia deliberada y nos conduce a un mejor:
 
Desarrollo personal: Como antídoto contra la reactividad emocional.
Liderazgo y comunicación: Para construir reputaciones armoniosas sin perder firmeza.
Cultura organizacional: Empresas que busquen eficacia con humanidad.
 
Su fuerza está en que no es solo estética, sino ética aplicada: la elegancia como herramienta para navegar el caos cotidiano con inteligencia emocional.

Encuentra tu expresatura.

26.4.25

Fading away in fire


Caigo por cuenta de la tarde triste.
El sol desplomándose nos arroja en penumbra,
no distingo tu sonrisa.
Siento tus manos soltarme en desamor, tu calor desvaneciéndose en cenizas.  

Pero sonrío, sé que la luz regresa.

Entonces susurro para que no escuches,

con palabras que acarician mi corazón herido:
tranquilo, el sol vendrá con su calurosa luz,
y otro amor ardiente nos encontrará.